Expresar lo que nos molesta y pedir cambios de comportamiento no es tarea fácil, por lo que hacer críticas constructivas de forma exitosa es todo un arte.
La crítica desempeña un papel decisivo en las relaciones interpersonales, en el intercambio social. Continuamente nos estamos relacionando con las personas de nuestro entorno (jefes, compañeros, amigos, pareja, hijos, padres…) y en esta interacción surgen situaciones y/o comportamientos de la otra persona que nos desagradan o molestan. Expresar una crítica de forma constructiva puede servir para motivar, enseñar o estimular a la otra persona y también para comunicar necesidades y deseos.
Además, obtenemos las siguientes ventajas al hacer críticas adecuadamente:
- Es una buena forma de solucionar problemas tanto a nivel personal (pareja, amigos, familia) como laboral (jefes, empleados, compañeros).
- Expresamos nuestros sentimientos, opiniones y deseos. Esto permite que el otro sepa qué cosas nos hacen sentir mal, no nos gustan, etc.
- Nos sentimos bien con nosotros mismos, aumenta la autoestima.
- Evitamos acumular emociones negativas (rabia, odio, frustración), que suelen derivar en explosiones de agresividad.
- No hacemos sentir culpable ni atacado al otro, sino que damos la oportunidad de establecer acuerdos y mejorar relaciones.
Ahora bien, el hecho de que una crítica sea constructiva o destructiva, dependerá en gran medida de qué decimos y cómo lo decimos. Lamentablemente, en nuestra sociedad se tiene la idea de que para que una crítica sea efectiva, debe expresarse de forma agria y dura: “La letra con sangre entra”. Aunque hay una clara evolución en nuestros modelos educativos, aún nos seguimos encontrando con la moralización, la generalización y el etiquetaje en la corrección de lo negativo. Por ejemplo:
- “¡Eres un desastre! ¡No haces nada bien!”
- “¡Hijo, eres un irresponsable, no llegarás a ningún sitio… pobre de mí!”
- “¡Hija, pareces tonta cuando te ríes de esa forma!”
Lo que ocurre es que la mayoría expresa las críticas de manera automática, sin darse cuenta de la influencia de sus palabras ni el efecto contraproducente que pueden tener. De esta forma, si no se tiene en cuenta cómo comunicarlas, se pueden convertir en destructivas y, lejos de obtener un cambio o un acuerdo, se consigue que la otra persona se ponga a la defensiva y empeore sustancialmente la situación.
Por tanto, expresar y explicar las críticas de una forma no violenta o irónica es muy importante para que la persona no perciba la queja como un ataque personal, sino como una forma de mejorar la relación.
A continuación expongo las claves generales para comunicar adecuadamente una crítica y el guión concreto que podemos seguir. Es de gran ayuda prepararse el guión antes, sobre todo al principio, cuando estamos aprendiendo y aún no lo hacemos de forma espontánea.
Claves generales para las críticas constructivas
- Prestar atención al lenguaje no verbal: mirar a la persona a los ojos, tono de voz adecuado, postura relajada….
- Escoge el momento y lugar adecuados: siempre será mejor a solas, sin prisas y en un lugar tranquilo que delante de otras personas, corriendo y con interrupciones.
- Criticamos conductas y situaciones, no a la persona.
- Debemos ser muy concretos y referirnos a acontecimientos recientes.
- Evitar generalizaciones. Por ejemplo: cuando tú te trasladaste a mi habitación, me sentí invadida en lugar de: siempre lo invades todo
- Expresar la misma queja una sola vez. Si abusamos de las críticas, no obtendremos el efecto constructivo que buscamos, sino reacciones negativas por parte del que es constantemente corregido.
Guión para hacer críticas con éxito
- DESCRIBIR COMPORTAMIENTOS (sin juzgar). Explicar el comportamiento/situación que me molesta o que quiero cambiar: “Cuando tú…”
- DESCRIBIR CÓMO ME AFECTA con MENSAJES TIPO “YO” (sin acusar): “Yo me siento/ Yo creo/ Yo considero/ Yo pienso…”
- EMPATIZAR. Es importante ponerse en el lugar del otro y sobre todo, transmitir que le comprendo y acepto: “Entiendo que tú…”
- ACEPTAR LA PROPIA RESPONSABILIDAD. Fundamental para favorecer los cambios y los acuerdos: “Tal vez yo…”
- PEDIR SOLUCIONES Y OFRECER ALTERNATIVAS. Preguntar y sugerir en vez de imponer un cambio: “¿Qué podemos hacer para…?” “¿Qué te parece si…?